Los comuneros de Castilla
Autor: Antonio Gisbert
Fecha: 1860
Museo: Congreso de los Diputados
Características: 255 x 365 cm
Estilo:
Material: Oleo sobre lienzo
Copyright: (C) ARTEHISTORIA
Fecha: 1860
Museo: Congreso de los Diputados
Características: 255 x 365 cm
Estilo:
Material: Oleo sobre lienzo
Copyright: (C) ARTEHISTORIA
Comentario
En la Exposición Nacional
de 1860 presentó Gisbert este lienzo por el que consiguió la primera
medalla, segunda en la carrera del pintor. El cuadro suponía la
consagración de Gisbert como representante de las ideas progresistas en
la época, convirtiéndose en el pintor preferido por el Partido Liberal.
Gisbert ha representado el ajusticiamiento de los principales líderes de
la revuelta de las Comunidades de Castilla, levantados en armas contra
el rey Carlos I
para defender las libertades del reino en contra de los proyectos
imperialistas del monarca. La ejecución tuvo lugar en Villalar el 24 de
abril de 1521. En lo alto del patíbulo levantado en la plaza mayor de la
villa castellana -cuyo caserío e iglesia se recortan ante el cielo- Juan de Padilla
escucha con entereza los consuelos que le otorga un fraile dominico que
señala con sus manos al cielo. Padilla viste ricos ropajes que nos
indican su ilustre condición, bajando su mirada con gesto resignado y
valiente, aguantando con firmeza la visión del cuerpo degollado de su
compañero Juan Bravo,
cuyas manos inertes están siendo desatadas por uno de los verdugos.
Otro de los verdugos, como escarmiento, muestra al pueblo la cabeza del
ajusticiado. Francisco Maldonado,
el tercer líder de la revuelta, comienza a ascender las escaleras del
patíbulo con gesto incómodo ante los protocolarios consejos que le da un
fraile anciano que empuña un pequeño crucifijo.
Padilla es el eje y centro de la composición, siendo el que atrae la primera mirada del espectador, distribuyendo Gisbert de manera equilibrada el resto de las figuras, al tiempo que exhibe su dominio de las proporciones y de los escorzos, como el verdugo que desata las muñecas o el cadáver del comunero degollado. También distribuye acertadamente los planos, desde las dos figuras del extremo derecho, cortados sus cuerpos para resaltar la altura del cadalso, hasta el verdugo del fondo que proyecta su brazo con la cabeza cortada hacia el fondo de la escena, marcando al diagonal que organiza la composición. Gisbert ha introducido el tratamiento secuencial en la escena al disponer las tres fases del suceso: la subida al patíbulo, la espera y la degollación.
Debemos destacar la perfección del dibujo y el magistral dominio en la reproducción de las calidades táctiles de las telas, así como los nobles rostros de los comuneros que contrastan con la impersonalidad de los monjes. Gisbert emplea una perspectiva de abajo a arriba con el fin de colgar el lienzo a cierta altura y crear en el espectador el ilusorio efecto del patíbulo, situando el cuerpo del comunero degollado a la altura de la vista para causar el sobrecogimiento del espectador. Primera medalla en la Exposición de 1860, no alcanza, por la decidida oposición de los académicos, vocales del Jurado, la medalla de honor, ante la incomprensión general que se multiplica en actos de desagravio: "La América" organiza una suscripción pública para premiarle con una corona de oro en un multitudinario homenaje, Olózaga con su oratoria exaltada logra que el Congreso lo compre por la astronómica cifra de 80.000 reales Pero... hoy el cuadro permanece en el olvido. Quizá no estaban tan equivocados los académicos.
Padilla es el eje y centro de la composición, siendo el que atrae la primera mirada del espectador, distribuyendo Gisbert de manera equilibrada el resto de las figuras, al tiempo que exhibe su dominio de las proporciones y de los escorzos, como el verdugo que desata las muñecas o el cadáver del comunero degollado. También distribuye acertadamente los planos, desde las dos figuras del extremo derecho, cortados sus cuerpos para resaltar la altura del cadalso, hasta el verdugo del fondo que proyecta su brazo con la cabeza cortada hacia el fondo de la escena, marcando al diagonal que organiza la composición. Gisbert ha introducido el tratamiento secuencial en la escena al disponer las tres fases del suceso: la subida al patíbulo, la espera y la degollación.
Debemos destacar la perfección del dibujo y el magistral dominio en la reproducción de las calidades táctiles de las telas, así como los nobles rostros de los comuneros que contrastan con la impersonalidad de los monjes. Gisbert emplea una perspectiva de abajo a arriba con el fin de colgar el lienzo a cierta altura y crear en el espectador el ilusorio efecto del patíbulo, situando el cuerpo del comunero degollado a la altura de la vista para causar el sobrecogimiento del espectador. Primera medalla en la Exposición de 1860, no alcanza, por la decidida oposición de los académicos, vocales del Jurado, la medalla de honor, ante la incomprensión general que se multiplica en actos de desagravio: "La América" organiza una suscripción pública para premiarle con una corona de oro en un multitudinario homenaje, Olózaga con su oratoria exaltada logra que el Congreso lo compre por la astronómica cifra de 80.000 reales Pero... hoy el cuadro permanece en el olvido. Quizá no estaban tan equivocados los académicos.